Y llegó el tan esperado otoño con su gama de ocres y grises sigsagueantes. Con la tibieza justa del sol en equinoccio. Con el preámbulo de impacientes gorros, guantes y bufandas de colores que aguardan su momento junto a la naftalina.
Llegó el otoño con sus tardes de chocolate caliente y biscochuelo tibio. Y como no podía ser de otra manera vino acompañado de lluvia, invitando a pasar el fin de semana haciendo vida de hogar, en pantuflas y con una buena lectura.
Llegó el otoño con sus tardes de chocolate caliente y biscochuelo tibio. Y como no podía ser de otra manera vino acompañado de lluvia, invitando a pasar el fin de semana haciendo vida de hogar, en pantuflas y con una buena lectura.