
Pliego del deseo oculto, arrebatador deliberado de tiempo y de sociego.
Se colma la fruta, ya no ejerce resistencia su corazón, zona beligerante de su cuerpo.
Colmada, enaltecida, plagada de deseo, arde en la pila del tiempo irreversible, presta a recibir el magma destellante de los ojos que la miran inefables con harto destello de astro rey, con voraz ambición de terrícola e inconmensurable virilidad.