
En una tarde donde los aspersores dibujaban círculos concéntricos que se volvían textura con el viento

para luego difuminarse en la calma y volverse espejo de agua...

Ella veía su cielo, su amor reflejado en celeste....

Lo contemplaba quieta, pensativa, etérea, frágil... entre las flores...

...Escondida entre la urbe... a merced de su amor.
6 comentarios:
Sólo hay que saber mirar con amor, como has hecho tú.
Hierve el agua. Infusión de emociones.
¡Vaya, qué vida entre las flores!
Besos, besos
(voy a las anteriores, creía que descansabas y mira...)
El agua suele terminar por ser una gota de rocío anclada en el pétalo de cualquier flor.
Tus imágenes de esta entrada me sugieren esto.
Un abrazo
Lu
Querida: qué bellas fotos.
Un abrazo grande en este nuevo año
Hirviendo el agua de los aspersores...vaya.
Preciosas tomas, preciosa luz y magia tras la cámara.
Me quedo con ellas.
Jeanne
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