El domingo 12 de diciembre se llevó a cabo el último encuentro del año de La ColectiBA. Un grupo de jóvenes amantes de la fotografía (profesionales y amateurs) que se reúnen de modo itinerante en plazas y parques de Buenos Aires exponiendo sus trabajos.
Pese a que decían que el día no acompañaría se atrevieron igual.
El lado B de La ColectiBA ultimando detalles.
Y pese a todos los pronósticos nos acompañó la suerte y salió el sol.
Aquí los primeros paseantes y mis fotos junto a las de otros compañeros. Todavía faltaban más expositores.
Aquí la foto del grupo. Fuimos treinta y cuatro expositores, organizadores incluídos.
Se ha dicho mucho acerca del origen de la flor de lis y su significado en el orden religioso y heráldico. Hasta los alquimistas las fundieron en sus blasones cuando lograban alcanzar una gran iluminación.
También la psicología hace una interpretación de la misma.
En la edad media se comenzó a vincularla con la realeza francesa en el siglo XII. También la Casa de Lancaster la adopta como símbolo real a partir del siglo XIV.
Pero al pensar en la flor de lis me gusta remontarme al siglo XVII en la novela Los tres mosqueteros de Alexandre Dumas donde la nobleza, la realeza, la confianza y la pasión convergen en un símbolo y en la frase de aquellos caballeros: "todos para uno y uno para todos".
La convicción de esos hombres en sus actos y sus ideales puestos al servicio de la corona y de sus vidas personales junto a sus doncellas, siempre me estremeció.
Época de Luises: bailes de máscaras y banquetes, juegos de jardín como el gallo ciego y las carreras de laberintos transcurrieron dispuestos en favor de la galantería. Fuentes, estatuas y pasadizos secretos fueron mudos testigos de enigmáticas conquistas.
Al cabo de los siglos sólo algunos testigos de antaño persisten diseminados por el mundo, ante la visión ignota de los paseantes, deseando ser redescubiertos en una mirada, para atesorar con lealtad desde su ser sigiloso, callado e íntimo, los misterios de nuestro corazón.
Y aunque sabía que no existía afuera la vida de ensueño, su dulce alma de princesa seguiría soñando y buscando en cada baile, en cada obra, a su príncipe efímero; compañero de sueños intangibles quien siempre está presto a socorrerla en el instante en que la vorágine de su vida intente consumirla.
Ella era particular: miraba hacia adentro de las ventanas. Amaba los postigos entreabiertos y las persianas poco plegadas. Decía descubrir cosas asombrosas. Cosas que los demás no veían por mirar hacia afuera de los postigos. Aquella tarde de calor parecía un caldo. Todos pasaban sudorosos y apurados por evitar el sol de aquella acera. Sin embargo ella pasó y se detuvo ante un ventanal de riel americano. Algo la llamaba a mirar hacia adentro. El gato sin sombra, los tulipanes, el ropero y un juego de sombras descansaban en perfecta armonía y parecían estar esperándola...
Ernesto de la Cárcova - Sin pan y sin trabajo (1892-1893) Óleo sobre tela.
El Realismo pictórico es un movimiento que surgió defendiendo el naturalismo como reacción a las representaciones estilizadas e idealizadas del Romanticismo. Su máxima expresión se dio en Francia, casi exactamente, en la mitad del siglo XIX.
El objetivo del Realismo era conseguir representar el mundo del momento de una manera verídica, objetiva e imparcial. Por lo tanto, el Realismo no puede idealizar. El manifiesto se basaba en lo siguiente:
La única fuente de inspiración en el arte es la realidad.
No admite ningún tipo de belleza preconcebida. La única belleza válida es la que suministra la realidad, y el artista lo que debe hacer es reproducir esta realidad sin embellecerla.
Cada ser u objeto tiene su belleza peculiar, que es la que debe descubrir el artista.
Estampa de entrevero. Enredadera. Entrelazado confuso. Enrejado encriptado de imágenes al fondo y libros por debajo. Mensajes subliminales. Estampa por repetición de secuencias. Ciclos de blanco y negro.
Es increíble cómo los ojos se dejan engañar a veces. Son capaces de hacernos alzar los brazos vanamente con las palmas abiertas queriendo tocar algo inalcanzable, pero no por eso menos bello. Éste es mi cielo, él es mi objetivo. Alzaré mis manos una y otra vez esperando su migaja de nubes mientras contemplo su azul celeste sin comprender que él aguarda perpetuo verse íntegramente reflejado en mí.
En la Ciudad de Buenos Aires versátil y ajetreada esta geminiana convive día a día con su genio, sus pequeñas utopías, su universo de música, su admiración por las divas pin up, su fascinación por la observación misma de lo cotidiano y su esmero contínuo por plasmar su arte en los otros.