lunes, 31 de agosto de 2009

Lluvia



Tic, tic, tic, tac...
Oigo la lluvia citadina. Quiero olerla y sentirla. Caminar con pies de tierra y raíces. Llevar mi paragüas azul para que me haga compañía. Dejarme atravesar por la humedad; y llevar a casa un poco de los grises del día, tan discriminados por muchos, para cobijarlos dulcemente en el cajón más usado de mi secretaire.