jueves, 5 de noviembre de 2009

Esencia porteña

En color...



Sepia...



y blanco y negro...



Viejos patios en damero con aljibes, vitrinas con todo tipo de botellones y bártulos varios. Reminicencias de juegos de la infancia... ese tango de antaño (la ñata contra el vidrio). Cafés, charlas interminables, bares con aroma a molinillo de bronce recién usado, las librerías "de viejos" de la calle Corrientes. Buenos Aires... mi alambique. Tus calles destilan lo mejor de mí en estos tiempos de derrumbe físico, intelectual y moral donde se han perdido las buenas costumbres y modales, ganando lugar los desastres ecológicos; donde las políticas sociales son cada vez más endebles al desmoronamiento, por donde quiera que se las mire, en cualquier lugar del globo...
Donde quiera que se encuentren leyendóme, locales y visitantes, les regalo un ejercicio invitándolos a dejarse envolver por tan solo un instante, lejos de la vorágine, por el cálido vapor que recorre el alambique desprendiendo la esencia misma de las cosas, de ustedes mismos, en este caso. Buenos Aires es mi alambique. ¿Me informan si existen otros?