jueves, 17 de septiembre de 2009

Ilusión





Estaba sintiendo el aroma de las flores con los ojos cerrados, cuando los abrí y allí estaba. Recostada al pie del viejo árbol reposando. No distinguía si estaba sola o acompañada. Me acerqué: era ella y sus circunstancias. Permanecí suficiente tiempo pero ahí se quedaba, sin moverse, serena y quieta, disfrutando, en espera de alguien que se siente a su lado. Dicen que de tanto esperar se fundió con la raíz del árbol, sin darse cuenta que él era su verdadero amor.