jueves, 6 de agosto de 2009

Confesión divina


Lloré, lloré, lo siento. Me pasa cuando miro mucha publicidad. Los ves, están tan contentos, en los afiches nuevos de algún celular. En la calle, una sonrisa vale oro, muy doble. En mi barrio, en la mañana hubo un robo, violento.

Si hay un Dios algo tiene que hacer; sí, porque algún Dios tiene que aparecer. Ahora un Dios que se ponga la 10.

Grité, grité, lo siento. Me pasa cuando escucho un político hablar. Los ves, están tan contentos; esa sonrisa no la juzga ningún tribunal. Por las calles estas vidas valen poco, o nada. En mi barrio esa gente tiene hambre y bronca.

Si hay un Dios algo tiene que hacer; sí, porque algún Dios tiene que aparecer. Ahora un Dios que se ponga la 10.

Si hay un Dios algo tiene que hacer. Si hay un Dios tiene que aparecer...

(No es común que transcriba letras de canciones, pero en este caso D10s, de Hilda Lizarazu, refleja mi pensamiento tal cual.)

3 comentarios:

XuanRata dijo...

A lo mejor tenemos que ponernos todos la camiseta. Sin número. Y sin héroes. Están siempre tan ocupados...

josh dijo...

Conocí una vez una chica que invirtió sus primeros ahorros no en un coche, sino en una cabaña de pastores aislada en la montaña. Cada cierto tiempo, no más de dos meses, me confesó, necesitaba irse en autobús y luego andando a pasar dos o cinco días en su cabaña. Lo primero que hacía era subirse a uno de los picos más arriba y gritar, gritar hasta que debían de salirle por la voz sapos y culebras. Como las de esta canción.
Buena terapia, siempre pensé yo, a mí también me pide el cuerpo gritar, aunque sea más bien el alma.
Buen sitio el de tu foto para el mismo tratamiento.
Un abrazo.

pyxis dijo...

Buena letra, con mucha realidad, pero coincido con XuanRata, si no nos ponemos nosotros la camiseta está difícil salir adelante.
Me gustó tu espacio, volveré con más tiempo a leer los anteriores.
Besos rioplatenses al otro lado del océano.